miércoles, 28 de junio de 2017

Hasta la vuelta

Casi sin darnos cuenta se nos ha ido el curso. Espero no haberos decepcionado como tutor y profesor de filosofía: perdonadme las muchas veces que he sido injusto o no he estado lo bastante atento a vuestros problemas, dudas y necesidades. No voy a excusarme, pues ya os he dicho varias veces lo que pienso de las excusas, pero espero de vuestra generosidad que recordéis solo lo bueno y os olvidéis de todas las cosas malas.
Además de desearos mucha suerte para el próximo curso y el resto de vuestra vida, no querría despedirme de la tutoría sin dejaros unos cuantos consejos del tipo "abuelo Cebolleta" , esperando ¿ilusamente? que los apliquéis o al menos que los tengáis en cuenta. Ahí van:
1) Poned curiosidad, interés y alegría en todo lo que hacéis o estudiáis, sea lo que sea, y os daréis cuenta de que hasta la rutina más aburrida se convierte en ocasión de crecimiento personal. Si falta esa pizca de pasión, hasta lo mejor que tenemos (la capacidad racional, ese regalo de los dioses que, según Aristóteles, es lo único que se libra de nuestra mortal condición) se vuelve un cálculo mecánico que no vale nada ni importa a nadie.
2) No hagáis distinción entre asignaturas o tareas importantes y otras que no lo son: LO MÁS IMPORTANTE DE LA VIDA ES LO QUE HACEMOS CON ELLA EN CADA MOMENTO. Hacer una cosa mientras se piensa en otra, o intentar hacer dos cosas a la vez, es la forma más segura de fracasar en ambas.
3) Por supuesto que debéis ser críticos, debéis tener muy claro lo que los demás hacemos mal para hacerlo vosotros mejor. Pero no viváis siempre quejandoos de todo y de todos, como si vosotros, "pobres víctimas incomprendidas", fuerais lo único que puede salvarse de un mundo corrupto. Antes de criticar a otro (compañero o profesor), tened el coraje de enfrentaros con vuestra propia ejemplaridad: nos guste o no, todos somos ejemplos de vida para los demás, ya que al realizar cualquier conducta (llegar tarde a las clases, distraernos con el móvil, copiar en un examen, burlarnos de los "defectos" ajenos, insultar o difamar a alguien a sus espaldas..., o actuar honradamente, preocuparnos de los demás, mantener la sonrisa a pesar de la desgana o el cansancio...) estamos diciendo a los demás que ESO ES LO QUE HAY QUE HACER. No se lo decimos con palabras, sino con acciones, que es la forma más eficaz de decir cualquier cosa. Estaría bien que todos nos sintiéramos responsables de todos, pues realmente LO SOMOS: probablemente no haríamos muchas de las cosas que hacemos y haríamos otras que, por desidia o pereza, dejamos de hacer. Y si alguna vez sois profesores, cosa que probablemente acabaréis siendo más de uno, comprobaréis lo fácil que es contagiar negatividad y crear mal ambiente en una clase, y lo difícil y hasta heroico que es nadar contra corriente cuando todo el mundo parece dar por supuesto que ningún esfuerzo merece la pena.
4) Sed personas que generen confianza, yendo siempre con la verdad por delante (que no es ser impertinente o maleducado, que quede claro). No busquéis atajos ni hagáis trampas: eso os puede sacar de un apuro en un momento dado, pero a la larga os volverá la clase de individuo ("corrupto", "hipócrita", etc.) que no os gustaría ser. No os hagáis iguales a los que, con razón, criticáis, ni culpéis al "sistema" de las malas decisiones que se toman cuando uno solo busca su ventaja personal al precio que sea.
5) Y, por último, nunca hagáis nada SOLO para conseguir una nota, sino SIEMPRE para que vosotros mismos podáis sentiros orgullosos del trabajo realizado. Dicho de otra manera: la nota puede ser, y de hecho es, importante algunas veces, pero nunca es el dios o valor absoluto al que sacrificar todo lo demás, decencia incluida. "¿De qué le sirve a uno ganar el mundo y perder el alma?", es una frase del evangelio (perdonad, ateos y similares) que yo traduzco así: ¿de qué te sirve sacar matrículas de honor si eres una mala persona?
Cuando, dentro de 5 ó 10 años, os acordéis de los años de instituto, ¿cómo os gustaría recordaros? ¿Como tramposos y mentirosos, como pasotas apáticos, como egoístas insolidarios, como repelentes y engreídos a los que solo importaba la nota, o como apasionados creadores de cultura, madurez personal, compañerismo, amistad...? Pensad que ahora es cuando tenéis que tomar uno u otro de estos caminos.
Espero y deseo que acertéis en vuestra elección, y contad conmigo para lo que necesitéis .

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