sábado, 29 de octubre de 2016

Drácula: de la literatura al mito.


  El presente texto, cuyo contenido esencial ha sido extraído de un capítulo de mi libro Cine y mito (Laberinto, 2000), pretende completar otra entrada de este mismo blog, abordando el mismo tema o personaje desde un enfoque más concreto: la relación entre la obra literaria de Bram Stoker y la que, en mi modesta opinión, es la mejor de sus adaptaciones cinematográficas, la producción Hammer de 1958 dirigida por Terence Fisher.

 

viernes, 14 de octubre de 2016

Llamando a las puertas del cielo





     Bob Dylan, Premio Nobel de Literatura. Quien todavía no la haya visto, que no deje de paladear la memorable secuencia en que nació uno de sus temas más conocidos, Knocking on heaven's door. Tiroteo a la luz del crepúsculo, cielos rojizos a juego con la sangre derramada de los viejos hombres del oeste, esos de los que "ya no quedamos tantos", secundarios de lujo como Slim Pickens agonizando a orillas del río que se lleva nuestras vidas cansadas, escépticas a fuerza de desengaños y traiciones. Y Katy Jurado, la de Solo ante el peligro y otros muchos western de los años 50, con sus pistolas al cinto, marimacho sin nada que envidiar al resto de pistoleros, derramando sus lágrimas por el tiempo que se fue. Sam Peckinpah filmó, y firmó, esta hermosa y melancólica declaración de amor al western clásico y por extensión a todo el cine de los maestros como Ford, Walsh, Mann, Boetticher, Sturges, Hathaway o Hawks, musicalmente ilustrada por Dylan. Por cierto, este también actuaba, he aquí su mejor diálogo en la película:
     -¿Y tú quien eres?
     -Es una buena pregunta.
     Igual podría haber contestado: the answer is blowing in the wind, "la respuesta está en el viento".

miércoles, 5 de octubre de 2016

Sócrates, la filosofía como sacerdocio

Muerte de Sócrates (David)
    Otra entrada sobre Sócrates aquí.

      Si me dijerais, pues: 'Sócrates, por esta vez… te absolveremos, bajo la condición, empero, de no proseguir tu indagación y de no filosofar más; pero si eres atrapado otra vez dedicado a ello, morirás.' Si me absolviérais, repito, bajo tales condiciones, os diría:
     -Yo, atenienses, os estimo y os quiero bien, pero he de obedecer más al dios que a vosotros y mientras aliente en mí la vida y sea capaz, no cesaré ni cejaré, en modo alguno, de filosofar ni de amonestaros ni de haceros ver con claridad, dirigiéndole a cualquiera de vosotros que encuentre palabras tales como las que acostumbro: 'Ateniense, el mejor de los hombres, ciudadano de la ciudad más grande y más ilustre en las artes y por su poderío, ¿no te avergüenzas de preocuparte, tratándose de riquezas, de cómo acrecentar lo más posible la tuya, y también tratándose de la fama y de los honores, pero en cambio, tratándose de tu juicio, de la verdad y del alma, no te preocupas de mejorar ni piensas qué será lo mejor?'
     Y si alguno de vosotros disiente y me replica, afirmando que él se preocupa, no le dejaré marcharse sin más ni me iré yo, sino que lo interrogaré, lo examinaré y lo refutaré, y si no me parece poseer la virtud, sino solo aparentarlo, le reprocharé que da lo más valioso por poco y que toma lo que poco vale por mucho más...

            Platón: Apología de Sócrates,

domingo, 2 de octubre de 2016

Uno para el camino

      Todo el que se haya paseado por este blog sabe que, para su autor, la diferencia entre literatura popular y alta literatura es más una convención que una realidad, convención cuya única utilidad es ahorrar a algunos perezosos el esfuerzo de leer personalmente los textos que deben valorar (como ya sé que son malos, no pierdo el tiempo leyéndolos). Si alguien tiene alguna duda sobre la poca estima que me merece esta estrategia tan extendida, puede mirar las entradas sobre Jim Thompson, Raymond Chandler, Dashiell Hammett o el linaje de Sherlock Holmes. Pues bien, hoy le toca a Stephen King.